“Pensando y hablando no evitaréis la muerte. Es haciendo y siendo (respirando) que pisaréis, en cuerpo y alma, el umbral de la Inmortalidad”.”
-Hazur y Agatha
Los Videntes profesan la majestad de la creación y el respeto hacia la madre tierra, poseen la sabiduría de las plantas, realizan prácticas con el sol, con la luna y con la tierra. No estamos hablando de los cuatro elementos, ni de la escuela china de sanación, ni estamos hablando del Tao, no estamos hablando de la parte gnóstica, no estamos hablando de escuelas… no estamos hablando de nada de eso. De pronto, hay algunas palabras similares, pero estamos hablando es de la elementalidad, de lo primigenio, de lo simple y de lo bello de la vida y de la existencia. No estamos hablando de religión, ni de maestros. No estamos hablando de sectas, ni de extraterrestres, no estamos hablando de nada de eso.
Estamos hablando de lo simple, de lo hermoso y diáfano de la existencia. Estamos hablando de Seres, ¡que nunca han perdido el paraíso terrenal!, estamos hablando de Seres que siempre han estado en armonía con el universo, con la majestad superior, la intermedia y la inferior; de Seres leales a la tierra, al prójimo, a sí mismos y a los demás.
Esos Seres no tienen jerarquía, no tienen autoridad, ni siquiera tienen coordinador, ni tienen guía, porque cada uno ES. Dentro de esos Videntes hay personas más juiciosas que otras, o sea más comprometidas con lo que están haciendo que otras. Esos Seres no tienen libros, ni tienen videos, ni tienen casettes, ni están en internet, ni les puedes mandar un fax, ni los puedes llamar… no les interesa. Ni les va, ni les viene. No manejan dinero absolutamente para nada. Esos Seres viven de lo que siembran, de la leche que ordeñan, del negocio que hacen con animales, de la pesca y de muchas otras cosas que aquí ni nos imaginamos.
El sitio donde viven no es de nadie, se dice que hace miles de miles, de miles de miles de miles, de muchos de muchos tiempos, ese lugar pasó de Rajá a Rajá, de Rajá a Rajá, de Rajá a Rajá, ¿y qué es un Rajá?, un Rajá es como decir aquí un potentado muy grande. Les iban regalando un pedazo, no necesitaron muchos, y se fueron quedando con un pedazo muy lindo y han hecho una cosa muy linda. Ese pedazo de tierra, en el lenguaje de ellos, se llama un Ashram.
Como les contaba, allí no hay parabólica, ni teléfono, ni internet… Allí, solamente hay unas personas, hombres y mujeres maravillosas, que viven de la manera más silvestre, más natural, hace miles de años y son de carnitas y huesitos. Comen, van al baño, se lavan los dientes, se cepillan el pelo, todo común y corriente, pero tienen una gran diferencia, tienen el don de la visión del alma y por eso se llaman Vid-Entes, son los seres que ven la esencia del alma. La prueba reina de esto, es que un Vidente entra en sí mismo y es capaz de pintar la estructura energética de otro ser. El que es verdadero, no promulga lo que es, se le nota, se le siente. Así son estas personas. Ven desde lo más elemental que es el reflejo del hígado (lo que comúnmente se conoce como aura) hasta los ladrillos sobre los cuales está construido todo. Ven los sonidos, la luz, la vibración y las frecuencias doradas y multicolores.
Cuando yo estuve con ellos, había Videntes de diez y siete países. Mi instructora principal se llamaba Agatha. Mujer a la que amé con toda el alma y todo el ser. Era italiana. Hazur, era árabe, de descendencia india. Había irlandeses, había escoceses, había alemanes. Y resulta, que las personas que llegaban allá, llegaban en estados terminales. Yo no ví allá a nadie aliviado.
Agatha llegó a los 20 años, después de sufrir una leucemia espantosa, esclerosis múltiple y un lupus eritematoso. Se alivió al año y medio, se quedó trece años con Ellos y se fue a los 33 años. La mujer que me enseñó mi lado femenino, la mujer que me enseñó como son las mujeres, la magia de la mujer, la santidad de la mujer. ¿Qué es una mujer?, no tenía ni idea de lo que era una mujer. Yo veía a mi mamá y a mis hermanas y a mis amigas y a mis novias… ¡¡¡Pero Yo no sabía qué era eso!!! Una mujer es una cosa maravillosa y un hombre es una cosa maravillosa.
Los Videntes profesan una profunda admiración y un profundo respeto por Jesús, el Cristo, y por su madre, obviamente. Y eso es impactante. Les he contado a mis conocidos y amigos, que aprendí más de Ellos, que de mi propia religión, que de la propia Biblia, y que lo que había aprendido siendo ex alumno de un colegio religioso en Colombia. Aprendí de Ellos mucho más de lo que aprendí en Occidente acerca de cómo es ese respeto y esa reverencia por las cosas sagradas que existen en el mundo.
Los Videntes tienen un objetivo fundamental que es el mismo objetivo fundamental que tengo, es un objetivo dividido en tres: número uno, no enfermar, no volvernos a enfermar y para eso hacemos todas las prácticas que aprendí con ellos. Número dos: no envejecer, que es otra ilusión. Y número tres, se la vamos a soltar de una vez: no morir. Es la más difícil y escandalosa de todas, pero a la vez, lo más sencillo de todo. La enfermedad es una ilusión, la vejez es una ilusión y la muerte es una ilusión.