En la medida en que vamos haciendo las prácticas de los códigos y aprendiendo las artes del dormir, del masticar, etc, vamos a empezar a escuchar sonidos en el cuerpo. Porque el cuerpo es la caja musical más maravillosa que existe. El cuerpo comienza a sonarnos de diferentes formas. Cuando la mente se aquieta empiezan a salir de nuestro interior, las diferentes notas musicales: do, re, mi, fa, sol, la, si.

Cada órgano del cuerpo tiene una nota musical fundamental. Los Videntes me enseñaron el sonido sagrado del riñón, y tenía que cantarle todos los días como si fuera un bebé. Como yo me había violentado, como yo me lo había dañado por mi actitud, por mi pensar, por mi sentir y por mi hablar, entonces, yo tenía que volver hacer nacer a ese riñón, contemplarlo como un bebé y cantarle canciones de cuna sagradas; entonces, cada órgano, en el interior del cuerpo, tiene un sonido fundamental.

El hígado, el páncreas, el bazo, las suprarrenales, el corazón, el intestino, tienen su sonido clave; y hay un arte maravilloso, antiguo y milenario que se llama: la sinfonía sagrada del universo, la música sagrada de las esferas, el sonido sutil del espíritu, el Shabd (en sánscrito). Hay sonidos que con solo pronunciarlos curan a una persona. Esos son sonidos sagrados. La creación tiene los sonidos sagrados con los que Dios hizo el universo y el mundo. Los planetas, las galaxias, las plantas y los animales tienen una nota, un sonido. Se llaman: los sonidos sagrados del espíritu.

 

Juan Felipe Pérez Moreno